PARTE I:

  

CONCEPTOS Y ELEMENTOS DE BASE PARA EL DIAGNÓSTICO

 


Capítulo 1

Dimensiones de la Accesibilidad

 

1.1. El concepto de accesibilidad

  El término “accesibilidad” proviene de “acceso”, acción de llegar y acercarse, o bien entrada o paso. Aplicado al uso del espacio o de objetos y tecnologías, y especialmente con relación a ciertos colectivos de población con dificultades funcionales, la palabra adquiere un matiz menos neutro, más expresivo de los beneficios que se derivan de la interacción con el entorno o con otras personas.

  No habiendo una definición única o generalizada del término que responda a la acepción citada[1], nos acogemos a la que establece el denominado Concepto Europeo de Accesibilidad (CCPT, 1996):

La accesibilidad es una característica básica del entorno construido. Es la condición que posibilita el llegar, entrar, salir y utilizar las casas, las tiendas, los teatros, los parques y los lugares de trabajo. La accesibilidad permite a las personas participar en las actividades sociales y económicas para las que se ha concebido el entorno construido.

  Desde este punto de vista, la falta de accesibilidad implicará marginación y pérdida de calidad de vida para cualquier persona, pero es indudable que las personas con discapacidades serán las más afectadas ante su ausencia o inaccesibilidad. Consideramos, de acuerdo con el documento Hacia una Europa sin barreras para las personas con discapacidad de la Comisión de las Comunidades Europeas (2.000), que las barreras –expresión de esa inaccesibilidad- y no las limitaciones funcionales de las personas son el elemento clave sobre el que actuar, tanto a favor de las personas con limitaciones funcionales:

la Unión Europea parte de la premisa de que las barreras presentes en el entorno obstaculizan la participación social en mayor medida que las limitaciones funcionales.

  Como a favor del resto de la población:

....los logros en materia de acceso para las personas con discapacidad inciden positivamente en otros ámbitos tales como la calidad de vida profesional, la protección de los consumidores y la competitividad de la industria europea

  La problemática de la accesibilidad es, por tanto, dispersa por lo que es preciso actuar sobre múltiples sectores de forma coherente, única forma de llevar a buen término la promoción de accesibilidad con los mejores resultados. Las actuaciones deben ser complementarias y acometerse de forma combinada:

De nada sirve el hecho de que existan autobuses o trenes accesibles, si las personas con discapacidades motrices no pueden llegar a la parada de autobús o a la estación de tren ni utilizar un distribuidor automático de billetes. Para colmar estas deficiencias será necesario desarrollar un marco general que aborde los problemas de accesibilidad entre sistemas de transporte, edificios y otras zonas públicas. Dicho marco exige claramente una colaboración más estrecha entre políticas y niveles administrativos diferentes.

 

1.2. Las barreras, negación de la accesibilidad

  No podemos hablar de accesibilidad sin reflexionar sobre las barreras, su concepción, tipos y significado. Si la accesibilidad es el anhelo, la parte positiva es porque la barrera está ahí, presente y protagonista en nuestro entorno.

La palabra accesibilidad puede entenderse en relación con tres formas básicas de actividad humana: movilidad, comunicación y comprensión. Todos, según sean nuestras capacidades funcionales o mentales, tropezamos con barreras en nuestra capacidad de movimiento, en nuestras comunicaciones o fuentes de información, y en nuestro alcance de compresión de mensajes, instrucciones, instrumentos o sistemas (....) Los efectos de dichas barreras pueden llegar incluso a la exclusión social, a la discapacitación, a la estigmatización y a agravios psicológicos para las personas afectadas. La incapacidad de la sociedad para eliminar las barreras de movilidad, de comunicación y de comprensión es sintomática de la atención desigual que merecen las personas con capacidades reducidas. A la inversa, cada barrera al acceso que cae nos acerca un poco más a la consecución de una sociedad justa[2].

  En el caso de las personas con discapacidad lo importante es la interacción entre distintos tipos de barreras, de modo que sus características internas o personales se combinan con los déficits o barreras ambientales, derivándose unas condiciones de accesibilidad u otras para cada tipo de individuo. Distingamos entonces entre tres tipos de barreras que afectan a las personas con discapacidad: barreras intrínsecas, ambientales e interactivas (Smith[3]).

Barreras intrínsecas. Vinculadas con los niveles de funcionalidad física, psicológica o cognitiva de cada individuo. Estas barreras pueden estar directamente relacionadas con sus discapacidades específicas, tales como sus problemas de salud o su dependencia física, pero también con otros factores que son secundarios a su diagnóstico médico, tales como sobre-protección familiar o falta de igualdad de oportunidades en la educación. Podemos distinguir:

 Vinculadas al conocimiento. Las personas con déficits cognitivos pueden tener limitadas sus capacidades de aprendizaje o acceso a la información.

 Vinculadas a la salud. En cierto número de casos hay problemas de salud asociados con discapacidades específicas (p.éj. Asociada a la artritis reumatoide existe un cuadro frecuente de dolor crónico y limitaciones de movilidad).

 Vinculadas con la dependencia física o psicológica. En determinadas discapacidades se da con frecuencia la dependencia de otras personas para su movilidad o desarrollo de actividades cotidianas.

  La dependencia psicológica –en absoluto identificada con la discapacidad física- puede ser más limitativa de cara a las barreras, dado que la superación de barreras requiere iniciativa personal, asunción de riesgo o perseverancia en la acción; aspectos que no se desarrollan en una atmósfera de dependencia psicológica. Por ello este tipo de dependencia afecta con mayor gravedad las posibilidades de acción de las personas con discapacidad.

 

Barreras ambientales. Impuestas específicamente por las condiciones físicas o sociales del medio: barreras arquitectónicas, del transporte, ecológicas, de comunicación, o simplemente, de actitud o de rechazo.

Vinculadas con el entorno construido (arquitectónicas, urbanísticas). Se trata de una de las razones principales por las que las personas con discapacidad no participan en múltiples actividades de ocio, trabajo, etc.
Vinculadas con el medio natural. Los obstáculos físicos o las condiciones meteorológicas que se dan en el medio natural impiden o dificultan la movilidad. La planificación de actividades y las actuaciones sobre el medio pueden minimizar su impacto, aunque determinados obstáculos naturales son imposibles de superar por personas con discapacidad y sin asistencia. Otros lo son también para personas sin discapacidad, pues requieren una preparación o equipamiento muy especializado (las grandes cimas, por ejemplo).
Vinculadas con el transporte. La falta de unos medios de transporte disponibles y accesibles es un obstáculo frecuente, especialmente para las personas con discapacidad.
Vinculadas con las reglas y regulaciones. Aunque estas son necesarias en cualquier orden social, a veces limitan las posibilidades de participación de los individuos con discapacidades. Por ejemplo, en las líneas aéreas existen reglas que pueden ser discriminatorias con las personas con discapacidad, como las relativas al transporte de sillas de ruedas.

 

Barreras interactivas. Las relativas a la habilidad requerida para determinadas actividades (dificultad de uso de máquinas o mecanismos de operación o pago). También las relativas a las necesidades de comunicación. Estas se derivan de limitaciones cognitiva o del habla, la audición o la vista. Con independencia de su origen, este tipo de barreras raramente se produce en un solo sentido: la comunicación es un proceso recíproco que requiere la participación activa tanto del que emite el mensaje como del que lo recibe. A menudo las dificultades de expresión de una persona discapacitada van acompañadas por un cierto bloqueo o falta de atención del oyente que debe dedicar un tiempo e interés suplementario para desarrollar la conversación.

  Todas estas barreras o limitaciones para la participación no sólo producen sensación de falta de libertad, sino un sentimiento de inseguridad e incluso de desvalorización para quien ve mermadas sus posibilidades de control de la situación (Smith [4]), lo que inevitablemente conduce a la ansiedad, el desánimo en la participación y el aislamiento.

  Algunas barreras están irremisiblemente vinculadas con la interacción entre el individuo y su entorno físico o social. La perdida de la independencia puede ser el mayor problema de una persona anciana o de una persona con una discapacidad que avanza o se produce súbitamente.

  Según Amengual (1996)[5], estas barreras se definen de la siguiente forma:

Barreras arquitectónicas: son los impedimentos que se presentan en el interior de los edificios frente a las distintas clases y grados de discapacidad.

Barreras urbanísticas: son los impedimentos que presentan la estructura y mobiliario urbanos, sitios históricos y espacios noedificados de dominio público y privado frente a las distintas clases y grados de discapacidad.

Barreras en el transporte: son los impedimentos que presentan las unidades de transporte particulares o colectivas (de corta, media y larga distancia), terrestres, marítimas, fluviales o aéreas frente a las distintas clases y grados de discapacidad.

Barreras en las telecomunicaciones: son los impedimentos o dificultades que se presentan en la comprensión y captación de los mensajes, vocales y no vocales y en el uso de los medios técnicos disponibles para las personas con distinta clase y grado de discapacidad.

   

1.3. Nuevas dimensiones de la accesibilidad

  La idea de accesibilidad y la forma de acometer su promoción ha ido madurando a lo largo de la última década para llegar a plasmarse de forma óptima en nuevas concepciones y enfoques como los de Diseño para Todos o Diseño Universal y el Accesibilidad Integral.

 

1.3.1.El concepto de Diseño Universal o Diseño para Todos.

  Tras muchos años de lucha por implantar en la sociedad los principios de la igualdad de derechos implícitos en el modelo de vida independiente, algunas organizaciones de discapacitados, organismos internacionales y expertos comenzaron a variar el rumbo en sus políticas de acción, buscando mayores puntos de encuentro entre las necesidades de los colectivos de discapacitados y la sociedad en general. A ello contribuyen al menos los siguientes factores:

El número de discapacitados aumenta con el envejecimiento demográfico y los avances de la medicina, que permiten salvar más vidas tras los accidentes o ante las enfermedades previamente incurables.

El movimiento asociativo entre las personas con discapacidad crece y adquiere fuerza.

La demanda, por parte de las personas de toda condición física, de mejor calidad de vida en las ciudades y en las viviendas. La búsqueda de entornos más humanos y prácticos es coincidente con la mejora de accesibilidad que precisan los discapacitados.

Los avances en las tecnologías de rehabilitación y desarrollo de ayudas técnicas.

Los avances legislativos, particularmente en EE.UU. con el Fair Housing Amendment Act de 1988 y el American with Disabilities Act de 1990, que despertaron una conciencia pública sobre los derechos civiles de las personas con discapacidad.

La asunción realista de un hecho innegable en nuestra cultura: el poder del mercado. La coincidencia entre las demandas de los discapacitados y las necesidades de otros importantes colectivos puede conseguir una mayor competencia en la producción de ayudas técnicas o soluciones especializadas, con una mejora notable de los productos y diseños. De este modo se puede  salir de la producción artesanal y hospitalaria que caracteriza al sector, incorporando unos estándares de calidad, diseño y precios acordes con los de productos de mayor consumo. La necesidad de innovación, dada la rapidez con que se consuma el ciclo de vida de los productos, y la mayor demanda de calidad en los países con estructuras de mercado consolidadas, favorecería la incorporación de ergonomía y accesibilidad como atributos fundamentales de muchos productos.

De la conjunción de estos factores y los avances en el desarrollo del modelo de vida independiente surge el concepto de Diseño Universal. Se entiende por Diseño Universal al diseño de productos y entornos aptos para el uso del mayor número de personas sin necesidad de adaptaciones ni de un diseño especializado.[6]

 

  Las soluciones o diseños universales, como la rampa de la foto[7], tomada en Puerto de la Cruz (Tenerife) permiten no estigmatizar a las personas con discapacidad, pues son soluciones aptas para todo tipo de personas, incluyendo aquellas con discapacidad. Una rampa bien diseñada e integrada en su entorno puede ser una solución óptima para todo tipo de personas, pues puede ser más práctica y cómoda para cualquiera que las escaleras.

En cambio, una solución discriminatoria, en la que se excluye de su uso a ciertos colectivos, requiere adaptaciones posteriores con mayor coste y peores resultados que si se hubiera considerado su concepción universal desde el inicio. Como muestra la foto, una nueva marquesina de autobús puede dejar a la intemperie a determinados colectivos, como los que circulan en silla de ruedas, o puede impedir el uso del asiento de aquellos que necesiten un asidero para levantarse.

 

El Centro para el Diseño Universal de la North Columbia State University de EE.UU. define siete principios básicos en los que se ha de basar el desarrollo de productos bajo este concepto:

 

 

 

1.     Uso universal, para todos: diseño útil y aprovechable para cualquier grupo de usuarios.

2.     Flexibilidad de uso: el diseño se adapta a un amplio abanico de preferencias y destrezas individuales.

3.     Uso simple e intuitivo: el diseño permite un uso fácil de entender, con independencia de la experiencia del usuario, su conocimiento, habilidad de lenguaje o capacidad de concentración.

4.     Información perceptible: el diseño aporta la necesaria información de forma efectiva al usuario, con independencia de las condiciones ambientales o las habilidades sensoriales del individuo.

5.    Tolerancia para el error o mal uso: el diseño minimiza daños y consecuencias adversas de las acciones realizadas involuntariamente o por error.

6.     Poco esfuerzo físico requerido: el diseño puede ser utilizado eficientemente y confortablemente y con mínima fatiga.

7.     Tamaño y espacio para acercamiento, manipulación y uso: Tamaño y espacio adecuados para aproximación, alcance, manipulación y uso, con independencia del tamaño corporal del usuario, la postura o movilidad.

 

1.3.2.La Accesibilidad Integral: concepto y ámbito sectorial

  Las personas que ven disminuida la funcionalidad de alguno o varios de sus miembros u órganos se encuentran con mayores dificultades para la movilidad, para manejar los productos o utilizar los servicios que la vida diaria nos impone al enfrentar las actividades formativas, laborales, de relación, ociosas, culturales o deportivas que las encontradas por el conjunto de personas que no están en esa situación.

  Por Accesibilidad Integral deberá entenderse, la observación de las técnicas que permiten que un producto o servicio o entorno sea manejable o transitable para cualquier persona con independencia del grado o tipo de pérdida de habilidad de que se trate, ya sea ésta de tipo físico, psíquico o sensorial.

  Enfrentar esta situación supone incorporar dentro de la accesibilidad el campo de las Tecnologías de la Rehabilitación (TR) o Tecnologías de Apoyo, las cuales configuran un sector tecnológico que agrupa a todas aquellas áreas científico-técnicas que pueden aportar soluciones a los problemas de la Accesibilidad, considerada integralmente.

  Se puede definir el campo de las Tecnologías de la Rehabilitación como:[8]

“Cualquier tecnología de la que puedan derivarse los productos, instrumentos, equipamientos o sistemas técnicos accesibles por personas con discapacidad y/o mayores- ya sean éstos producidos especialmente para ellas o con carácter general- para evitar, compensar, mitigar o neutralizar la deficiencia, discapacidad o minusvalía y mejorar la autonomía personal y la calidad de vida

  Esta definición comprende dos estrategias para conseguir productos y servicios adaptados a los requerimientos de la limitación de habilidades y productos que sirvan a los profesionales para diagnosticar las discapacidades, diseñar de forma accesible y entrenar en el uso de las ayudas técnicas:  

1.     Aplicación del concepto “Diseño para todos”[9]. Esta estrategia se ha definido en el marco del proyecto europeo “INCLUDE”, como el objetivo de diseñar productos y servicios que puedan ser utilizados por el mayor número posible de personas, considerando que existe una amplia variedad de habilidades humanas y no una habilidad media, sin necesidad de llevar a cabo una adaptación o diseño especializado, simplificando la vida de todas las personas, con independencia de su edad, talla o capacidad.

2.     Sin embargo, cuando la reducción de la habilidad o la capacidad para manejar ese producto alcanza un determinado nivel resultará necesario seguir una estrategia más específica, la que consiste en diseñar productos o sistemas especiales para personas con una pérdida de habilidad considerable, a los cuales se denomina genéricamente “Ayudas Técnicas”.

Ilustración 1.1. Las dos estrategias de las Tecnologías de la Rehabilitación:“diseño para todos” y “ayudas técnicas”.

 

  El campo de las Tecnologías de la Rehabilitación se constituye como un sector tecnológico transversal que agrupa todo tipo de tecnologías disponibles, siempre que las mismas se apliquen a resolver un problema de accesibilidad. Tecnologías de la Rehabilitación y Accesibilidad Integral, son, pues, dos conceptos que se complementan bajo una visión global del problema de la Accesibilidad.

  El desarrollo tecnológico tiene una relevancia absoluta en la incorporación activa a la sociedad de las personas con discapacidad en todos los órdenes de la vida: educación, formación, empleo, relaciones sociales, ocio y cultura. Desde las instituciones públicas se debe potenciar, la búsqueda de soluciones técnicas que permitan la aparición de productos y servicios adaptados a los requerimientos de estas personas, así como la mejora en la calidad y precio de los ya existentes.

  La principal estrategia seguida por la Política Social [10] para incorporar estos productos y servicios, al menos en los países europeos y del norte de América, ha sido, el apoyo a los procesos de investigación y desarrollo tecnológico en el campo de las Tecnologías de la Rehabilitación, incluido el establecimiento de programas de I+D específicos para este sector.

 

                                                                         


[1] En relación con el ámbito europeo el grupo HELIOS II (1996) afirma “El término accesible no ha sido definido de una  forma mutuamente acordada. Diferentes profesiones, diferentes cuerpos legislativos y diferentes miembros de la UE usan el término de acuerdo con sus propias tradiciones y propósitos. Incluso dentro de estos grupos se pueden encontrar usos divergentes del término.” (Accessibility of the Built Environment: The Way Ahead. HELIOS II. Thematic Group 2, 1996)

[2] Equipo expertos Helios (1995) Social Integration. Annual Report. Bruselas.

[3] Smith, R.W. Leisure of Disabled Tourists. Barriers to Participation.

[4] Op. Cit.

[5] Amengual, Clotilde (1996) Movilidad Reducida y Accesibilidad en Varios Autores, Curso Básico Sobre Accesibilidad al Medio Físico. Real Patronato de Prevención y Atención a Personas con Minusvalía, Madrid.

[6] The Center for Universal Design: Universal Design , North Carolina State University, 1995

[7] Salvando su falta de pasamanos y –quizá- pendiente excesiva.

[8] El Estudio HEART (Horizontal European Activities in Rehabilitation Technology). Fue dirigido por el Instituto Sueco de las Minusvalías, constó de seis líneas de trabajo y sus principales documentos pueden conseguirse por petición al Swedish Handicap Institute y pueden consultarse en la Biblioteca del CEAPAT en Madrid.

[9] Jan Ekberg. Un paso adelante “Diseño para todos”. Proyecto “Include”. Madrid: CEAPAT-IMSERSO, 2000.

[10] Entendemos por Política Social a los programas gubernamentales dirigidos a enfrentar la pobreza, la desigualdad de ingresos y la discriminación.

 

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